El ritmo de vida actual y la falta de tiempo muchas veces derivan en hábitos de alimentación poco saludables que nos llevan a consumir platos precocinados, comida procesada o a picar cualquier cosa entre horas. No obstante, debemos tener en cuenta que el cerebro y el intestino están íntimamente conectados, y que nuestra dieta tiene un gran impacto en nuestro bienestar emocional.
Alimentar el cuerpo y las emociones es un placer al que no debemos renunciar.
Slow Fast Food està disponible al Fons especial "De l'hort a la biblioteca" que tenim a la 2a. planta.
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